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SERVICIOS

Quizá una de las partes más importantes del proceso judicial.  De esta manera se restauran los derechos en disputa dentro del proceso.

Muchas de las reclamaciones de los clientes aparecen ya que se debe iniciar un nuevo proceso para hacer valer esta sentencia. Es una de las quejas de los operadores económicos de nuestro país.

En el ranking del Banco Mundial nuestro país ha mejorado en cuanto a las garantías en el proceso judicial y su cobertura pero no así en la ejecución de las sentencias emanadas de los tribunales.

En las labores del procurador no solo se encuentra la tarea de llegar a un buen puerto con la fase declarativa sino colaborar y agilizar al máximo la ejecución de la sentencia.

Mediante:

1.- El seguimiento de las diligencias

2.- Petición de medidas cautelares

3.- Resolución de posibles incidencias

4.- Requerimiento de pagos

5.- Transparencia con el cliente y compañeros para obtener unas expectativas realistas de los plazos

Los colegios de procuradores se ofrecen desde hace tiempo a mejorar la rapidez y eficacia del sistema de ejecución, sobre todo en los temas de ejecuciones dinerarias y de embargos. En definitiva actuar como un agente con autoridad. De momento no se ha avanzado en estas propuestas, pero sería de interés hacerlo.

Esta ampliación de facultades fue recomendada por la comisión europea asimilando al procurador como agente de ejecución, para que así por delegación del tribunal pueda agilizar todos los requerimientos y notificaciones en la fase de ejecución, así como una mayor participación en la averiguación de bienes y en la adopción de medidas adecuadas para asegurar los embargos o de una mayor contribución en la forma de realizar la venta de activos embargados, reduciría de forma ostensible los pasos necesarios para obtener el cobro de los créditos ejecutados judicialmente o, en el caso de las ejecuciones no dinerarias, para recuperar la posesión de los bienes.

Por todo ello la elección del procurador tiene relevancia ya que acortará los plazos.

(Fuentes externas: Carlos Gonzalez y El economista)